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Se hace camino al escalar, con Elena Fernández


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Se hace camino al escalar, con Elena Fernández

Con Elena Fernández Ordás, coordinadora de Desarrollo y Gestión de Sociedades de la Dirección de Negocio Internacional de Norteamérica

El contacto con la naturaleza, el estar al aire libre, su espíritu aventurero y la posibilidad de ver paisajes increíbles animaron a Elena a iniciarse en la práctica de la escalada y el alpinismo. Unos deportes que le han permitido relativizar y centrar su atención en lo realmente importante, superarse y aprender de sus compañeros de aventura.

1. ¿Cómo te iniciaste en la escalada y el alpinismo? ¿Cuánto tiempo llevas practicando?

Desde pequeña me han gustado los deportes de aventura, la montaña, la naturaleza y vivir nuevas experiencias. Tenía amigos que escalaban y practicaban alpinismo que me contaban sus experiencias, y me di cuenta de que había lugares en la montaña a los que sólo se podían acceder practicando estas actividades. Así que hace casi cuatro años hice un curso de escalada y otro de alpinismo con un club de montaña. Disfruté muchísimo, viví sensaciones que quería repetir y a la vez me apetecía ir progresando. Ahora formo parte de ese club y he podido conocer a mucha gente y realizar muchas actividades, por lo que he seguido avanzando y aprendiendo, ¡y sigo en ello!

2. ¿Qué es lo que más te atrajo de estas prácticas?

El contacto con la naturaleza, el estar al aire libre y la posibilidad de ver paisajes increíbles. Son deportes en los que obtienes mucha satisfacción cuando consigues el objetivo, lo que te anima a continuar aprendiendo y progresando.

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3. La escalada y el alpinismo son deportes complejos, en los que resulta vital la concentración y coordinación, así como capacidad de superación. ¿Qué has aprendido gracias a su práctica que te haya servido en tu día a día?

En efecto. En primer lugar, ambos deportes te exigen máxima concentración: cuando estás ahí, tu atención es del 100%, se dice que estás en una situación “de flujo” (o en flow) ya que no atiendes a nada más, te olvidas de otras cosas que están ocurriendo, y lo más increíble: se pierde la percepción del paso del tiempo. Gracias a esto, te das cuenta de cuánta atención prestamos a otros temas menores y, por eso, la escalada, al igual que otras actividades como el mindfulness, me ha ayudado a tratar de dedicar mi atención en aquello realmente importante y a aprender a relativizar. Este hecho ayuda a mejorar la calidad de nuestras vidas.

En segundo lugar, la gestión de las emociones es clave en la práctica de estos deportes. A menudo se pasa hambre, frío, cansancio, miedo… Pero no es la circunstancia lo importante, sino lo que haces con ella, la gestión de todas esas emociones es lo que realmente importa. Se tiene que aceptar que a menudo el camino es difícil para conseguir objetivos. La aceptación es una cualidad que se va adquiriendo, y poder aplicarlo cada día te ayuda a tener una vida mejor.

Por último, me gustaría mencionar la capacidad de superación. Como en otros logros que se quieren conseguir en la vida, hay que entrenar y ser perseverante, y esto requiere una dedicación en tiempo, esfuerzo y sacrificio. Si te enfocas en algo, en muchos casos lo acabas logrando. Pero, sobre todo, he aprendido que el éxito no es lo que se logra, si no lo que se va superando.

4. La escalada y el alpinismo también implican una colaboración y confianza con tus compañeros. ¿Te ha ayudado a trabajar mejor en equipo?

Son deportes totalmente de equipo, pues tu vida depende de tus compañeros y viceversa. Cuando se realiza una actividad se piensa en las necesidades del equipo, la motivación de todos y el compromiso y las habilidades de cada uno para encontrar una meta común. Te das cuenta de que las aventuras compartidas en un equipo, del tipo que sean, personales y profesionales, te hacen más inteligente ya que implica un aprendizaje de las aportaciones de todos para elegir el camino más adecuado para el equipo y la superación de los desafíos del grupo, basado en la confianza en los demás y el compromiso mutuo, compartiendo riesgos y emociones. Se mejora el entendimiento de las necesidades de los demás, la capacidad de ponerte en el lugar del otro, la escucha y la habilidad por lograr el objetivo común.

5. ¿Cuál es la clave para que la escalada sea segura?

Además del aprendizaje del manejo técnico de cuerdas y del material, a través de cursos de formación, la confianza en tus compañeros es clave. Por supuesto, siempre tenemos que estar pendientes de la meteorología y hay que aprender a decir que no, si no es conveniente realizar la actividad.

“La circunstancia no es lo importante, sino lo que haces con ella”

6. ¿Qué sientes cuando llegas a una cima?

Hay que tener muy claro que lo importante es disfrutar de lo que te vas encontrando por el camino y admirar las maravillas que nos rodean, ya que no siempre se llega al final. Aunque es obvio que el objetivo es llegar hasta arriba y las vistas desde la cumbre son el regalo tras el viaje.

Si el camino es exigente y desafiante, e incluso te preguntas si vas a ser capaz de llegar, cuando llegas a cumbre se sienten emociones muy intensas y mucha satisfacción personal. En ese momento me siento muy afortunada de poder estar disfrutando de esa experiencia.

7. ¿Dónde sueles practicar?

Afortunadamente, en Madrid tenemos muchas vías de escalada y, en invierno, hay zonas para la práctica del alpinismo en el Parque Nacional de Guadarrama. Pero a menudo me voy el fin de semana a Pirineos, Picos de Europa, Alicante (¡cuna de la escalada!) o en cualquier sitio de España donde haga bueno. Por suerte, he tenido la oportunidad de ir varios veranos a los Alpes a practicar alpinismo y escalada, ¡y muchos sitios que quedan por descubrir!

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