
Las habilidades de los nuevos líderes híbridos
Las habilidades de los nuevos líderes híbridos
La generalización del teletrabajo, salvavidas de la actividad económica en los momentos más duros de la pandemia, ha supuesto una revolución en el mundo de la empresa. La gestión del talento, independientemente de la ubicación donde el equipo realice sus tareas diarias, requiere un nuevo marco mental y una nueva caja de herramientas para los directivos y directivas del siglo XXI.
El liderazgo híbrido –en alusión a la combinación de gestión presencial y virtual— requiere de personas empáticas, cercanas y que fomenten el trabajo colaborativo, anticipando los cambios y arropando al equipo. Se trata de un nuevo perfil profesional abierto al cambio, que crezca de forma responsable, fomentando el liderazgo y la inclusión de las personas de su equipo.
Este nuevo escenario obliga a un reskilling, que incluye habilidades sociales, emocionales y cognitivas, en una cultura de aprendizaje continuo.
Creación de valor y diálogo permanente
El líder pone el foco en el bienestar de las personas, en la creación de valor y en el diálogo permanente con el entorno en un contexto híbrido, para el que se requiere una auténtica maestría en habilidades digitales. Un nuevo estilo de management basado en la autenticidad, los logros y la influencia.
En este contexto, la persona líder requiere potenciar sus habilidades sociales y emocionales, actitudes básicas para la gestión en la distancia y para superar los sentimientos de soledad en los entornos remotos. Debe favorecer las relaciones entre los miembros de un equipo de trabajo y el intercambio de conocimiento entre un equipo y otro. Además, en un entorno cambiante, debe tener habilidad para gestionar la incertidumbre y el cambio permanente, con una mayor adaptabilidad y resiliencia.
La comunicación entre equipos de distinto perfil y en ubicaciones remotas requiere una apuesta por una comunicación efectiva, sincronizando equipos y gestionando varias tareas a la vez. El directivo y la directiva del siglo XXI deben tener las suficientes habilidades para trabajar en entornos totalmente digitales, involucrando además a distintas áreas: desde la propia compañía, a los proveedores, pasando por clientes u otros stakeholders. En este nuevo reto de gestión, debe mantenerse el foco en el crecimiento, eliminando el conocimiento obsoleto y absorbiendo nueva información con la tecnología como mejor aliada.