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La segunda vida de los muebles restaurados por Inés Melchor


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La segunda vida de los muebles restaurados por Inés Melchor

Inés Melchor
Gerente de Servicios del Gestor Técnico del Sistema

La afición por dar una segunda vida a muebles de Inés Melchor, Gerente de Servicios del Gestor Técnico del Sistema, se origina en su niñez, con los recuerdos de las piezas que elaboraba artesanalmente su abuelo carpintero, y con el cariño que su madre le inculcó por la madera y por el cuidado de los trabajos hechos a mano.

Esta temprana afición se fue forjando poco a poco durante sus viajes, en los que solía visitar mercadillos en busca de todo tipo de joyas artesanales, y se consolidó hace cuatro años, justo cuando abordaba la reforma de su piso y se planteó cómo lo decoraba. “Me di cuenta de que no me gustaba lo que ofrecían las tiendas. Quería equipar mi casa con muebles que me trasmitieran algo más”, explica Inés, matemática de profesión y autodidacta.

El complemento perfecto a su nuevo salón fue un aparador antiguo que halló en la nueva casa de su hermana. Ese mueble y las posibilidades que le ofrecía fue lo que impulsó a Inés a buscar un taller para aprender a restaurar objetos. Con mucho mimo y dedicación, empleó tres meses en dar al antiguo aparador una nueva imagen. Inés explica que, a diferencia de lo que se cree habitualmente, restaurar un mueble completo lleva mucho tiempo. “Depende de lo que restaures, pero suelen ser trabajos muy minuciosos y acabas realmente cansado”, asegura.

Lo primero que le viene a Inés a la cabeza cuando ve un mueble antiguo es cómo ha podido ser su vida anterior. “Dónde ha podido estar, pero sobre todo, como me gustaría verlo tras la restauración. Normalmente, tienes que pensar en si lo que quieres hacerle al mueble encaja con el estilo que tiene o si la idea inicial supone una aberración”, explica. A pesar de esta pauta, Inés se sincera: “Me gusta mezclar estilos y ver qué sale”. Para ella, la restauración es un trabajo muy creativo, “que me permite poner a prueba mi paciencia, pues hay que ser muy minucioso”.

aparador fin

Siguiendo los dictámenes de su imaginación y de la inspiración que surge con cada pieza que llega a sus manos, procedente de orígenes tan dispares como casas de subastas, mercadillos o contactos de su profesor de taller, crea auténticas joyas restauradas que han convertido cada rincón de su hogar en un lugar especial o que también ha regalado a amigos. Aunque afirma que no se inspira en ningún periodo artístico, sí que se ha impregnado de ideas durante sus viajes, tanto personales como en los que organizaba su academia de restauración antes de la llegada de la pandemia de la COVID-19, a destinos como Italia o Francia, en los que compraban piezas artísticas y antigüedades para restaurarlas en el taller. “Muchas de ellas se destinaban a unas casas que están recuperando en un pequeño pueblo de Guadalajara, Imón”. Su plan más inmediato es habilitar, junto a un amigo, un taller privado en un garaje para guardar todas las obras que vayan restaurando y dejando la puerta abierta a venderlas en el futuro.

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